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El coordinador de equipos de fútbol americano, entrenará en la Super Bowl con cáncer terminal de próstata

Bruce DeHaven ha dedicado toda su vida al fútbol americano así que ¿por qué habría de cambiar de perspectiva vital en la parte final de la misma? Con cáncer terminal de próstata en su cuerpo decidió seguir trabajando, algo que le ha llevado nada menos que a la Super Bowl.

DeHaven, de 67 años de edad, es el actual coordinador de equipos especiales de los Carolina Panthers. Lleva en ese puesto desde el año 2013. Es uno de los mejores de la liga. Ha cubierto el mismo puesto en los Buffalo Bills, San Francisco 49ers, Dallas Cowboys y Seattle Seahawks a lo largo de los años. De hecho, la del domingo, la Super Bowl 50, no será su primera gran final pues estuvo presente en la increíble racha de aquellos Bills que alcanzaron cuatro finales seguidas… y las perdieron todas. De hecho, su último año en el equipo coincidió con la última vez que los de Buffalo alcanzaron los playoffs y perdieron, precisamente, por una jugada de equipos especiales, la inolvidable «Music City Miracle».

La primavera pasada fue a un examen médico rutinario y le detectaron cáncer de próstata. El problema es que, tras semanas de exámenes, los médicos llegaron a la conclusión de que la enfermedad estaba tan extendida que no podían darle una esperanza de vida superior a tres años. Fue a la mañana siguiente de recibir la brutal noticia que decidió seguir trabajando, seguir en su puesto y vivir el resto de su vida tal y como había decidido hacerlo hasta ese momento.

«Amo este trabajo. Me divierto tantísimo que ¿por qué habría de dejarlo?» cuenta DeHaven. A la única que tuvo que convencer de verdad fue a su mujer. Sus dos hijos le apoyaron de inmediato, «claro, así sacan entradas gratis para los partidos», bromea. Y sus compañeros no tuvieron la más mínima duda. Muchos de ellos, en concreto los del staff con el que compartió su tiempo en los 49ers, fueron a visitarle y a pasar unos días con él en su cabaña del bosque bebiendo, jugando y charlando de anécdotas de los viejos buenos tiempos.

La franquicia de Carolina también le apoyó desde que supieron la noticia. Le pusieron todos los medios a su disposición y le dieron todos los días necesarios para cuando tuviera que acudir a algún tratamiento.

Ahora, en plena semana de la Super Bowl, donde puede alcanzar el sagrado trofeo que lleva toda una vida persiguiendo, sólo quiere hacer su trabajo y no ser protagonista de nada. Según él mismo: «estoy bien, estoy perfecto. No es necesario que mi historia le quite ningún protagonismo a los jugadores porque es que mi historia no es especial. Sólo estoy trabajando como tanta gente en el mundo que tiene alguna enfermedad incurable».

Puede ser que tenga razón, pero no es menos cierto que su historia sí que merece ser contada y conocida por todos aquellos que se sienten a ver el partido, por lo que significa de canto a la vida, a la pasión por el trabajo bien hecho y al football en general.