La Arquidiócesis Primada de México oró en la misa en la Catedral, por el «eterno descanso» del comandante Fidel Castro Ruz, fallecido la noche del viernes.
En la misa encabezada por el cardenal Norberto Rivera Carrera, en las peticiones los fieles católicos mexicanos dedicaron una oración por el pueblo cubano para que encuentre la libertad.
«Por el eterno descanso del comandante Fidel Castro Ruz y por el hermano pueblo de Cuba para que encuentre pronto el camino de la paz, la libertad y la reconciliación entre ellos», fue el rezo durante la conmemoración eucarística.
La Arquidiócesis Primada de México pidió retomar la discusión sobre la revocación de mandato y el juicio político, ante los casos de corrupción y desvío de recursos públicos que han protagonizado los exgobernadores mexicanos.
«Ahora más que nunca debe revisarse la conveniencia de la revocación de mandato y la reforma total del juicio político, hoy paralizado e infectado por las complicidades partidistas», señala en su edición del 27 de noviembre.
En la editorial de su semanario «Desde la fé», señala que los casos de corrupción que se han dado a conocer son muestra de cómo este mal «permea» y hace necesarios sistemas de control, transparencia y rendición de cuentas.
«Estos casos demuestran cómo la corrupción permea y son necesarios sistemas de control, de responsabilidad hacendaria honesta, coordinación fiscal eficaz y del gasto adecuado, además del ejercicio eficiente y riguroso de los recursos públicos bajo la lupa de la transparencia y la rendición de cuentas».
En el texto, acusó a los exgobernadores de «enriquecerse obscenamente a costa de chupar la sangre de los pobres» y señala que nada garantiza que situaciones como las que se han visto con Javier Duarte y Guillermo Padrés esto no se vuelva a repetir mientras se den las siguientes transiciones de poder ante los próximos procesos electorales.
Durante la Homilía, en el marco del inicio de la temporada de Adviento, el cardenal Norberto Rivera hizo un exhorto a caminar «hacia la plenitud» pero dijo que no es fácil para los fieles entrar en el dinamismo de la historia de la absolución cuando «se tienen los ojos oscurecidos por la superficialidad, las manos ocupadas en la banalidad y el corazón entregado a los placeres».
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