Educación Nacionales

Miedo a la oscuridad, por Jorge Rafael Madrid Mejía

Nuestro no tan valiente reportero viajó a las bibliotecas de Chihuahua para cumplir un objetivo y sólo un objetivo: estudiar por qué se le tiene tanto miedo a la oscuridad…

Durante casi toda la historia de la humanidad, las noches no fueron momentos para relajarse y ver televisión cómodamente en el sillón de la sala. Eran momentos macabros y tenebrosos.

Hace mucho tiempo no había luz artificial, en algunos lugares no existía la policía, viajar de un pueblo a otro al ocultarse el sol era impensable e incluso salir de tu casa en la noche representaba un enorme riesgo. Es fácil pensar que en el pasado la gente le tuviera miedo a todo, desde fantasmas y hombres lobo, hasta ladrones o invasores de viviendas.

Hoy en día existe la llamada Escala de cielo oscuro de Bortle que consiste en un sistema numérico que va del 1 al 9 y se utiliza para identificar el nivel de oscuridad en determinado lugar. Lo más oscuro es el 1, como algunas partes de Australia o las montañas del Perú. Y Nueva York, siendo lo más iluminado en estos tiempos, es clase 9. Actualmente no hay ninguna parte de Estados Unidos que tenga una clasificación menor a la clase 2, y en la tierra quedan muy pocos lugares clase 1.

Eso es hoy, pero, ¿cómo era el mundo antes de la invención de la luz artificial? Hagamos un viaje en el tiempo, 500 años en el pasado.

En Inglaterra, durante la Edad Media, los viajeros debían cuidarse de emboscadas nocturnas. Ya que bandidos ataban una cuerda de extremo a extremo atravesando el camino por donde pasaban jinetes y si no se era lo suficiente precavido, podían tropezar con la cuerda y ser víctimas de un violento asalto.

Pero ese no era el único tipo de ataque que se podía sufrir durante la noche. Los leones, voraces y despiadados depredadores, antes de la expansión humana, dominaban la gran mayoría del territorio africano, y quienes viajaban descuidados durante la noche, bien podían ser devorados de un momento para otro. Ya sea por leones, o por manadas de lobos que habitaban la gran mayoría de los bosques en aquellos tiempos.

No obstante, la oscuridad tenía una solución relativa, el fuego, ya que la gente de antes solía utilizar antorchas y velas para iluminar sus caminos, pero eso también representaba un peligro que todavía se encuentra presente en la actualidad.

Casas con techos de paja, aldeas enteras construidas con madera. Siempre existía el miedo a sufrir un accidente por fuego. Tanto así, que, en muchas villas existían campanas para anunciar la amenaza de incendio en alguna de las casas. Se tomaba como crimen estar en los alrededores y no responder al llamado de la campana de incendios.

Y por supuesto, existía el miedo a lo sobrenatural.

Eran épocas donde espectros vagaban durante la noche, espíritus malvados rondaban por cementerios, y según se decía, los demonios eran liberados durante la noche. Los fantasmas representaban una causa profunda y genuina de miedo. Al no encontrar explicaciones lógicas para lo que ocurría, nuestros ancestros recurrían a lo sobrenatural.

Por otro lado, existían terrores aún más reales, como aquellos quienes intentaban entrar a los hogares y robar pertenencias ajenas, o al salir durante la noche correr el peligro de ahogarse en un pantano que no viste, caer y fracturarse un hueso o simplemente, perderse en un camino traicionero…

Finalmente, uno no puede evitar hacerse preguntas como ¿qué es lo que nos da tanto miedo cuando hablamos de oscuridad? ¿Acaso es un miedo que está impreso en nuestro ADN, o es algo que conforme crecemos aprendemos a temer?

La invención de la luz artificial trajo ese sentido de protección y seguridad ante los horrores de la oscuridad, sin embargo, el miedo a ella aún persiste…