El colágeno es una proteína que produce nuestro cuerpo para que la piel se mantenga firme, flexible, radiante y sana. También ayuda al desarrollo de los huesos, cartílagos, ligamentos y tendones. Sin embargo, a partir de los 25 años comienza a disminuir la producción de colágeno, al punto que cuando cumplimos alrededor de 40 años la producción ha disminuido drásticamente a la mitad de lo que producíamos en la adolescencia.
No obstante, existen varias formas de estimular la producción de colágeno como comer alimentos de este tipo:
Ricos en vitamina C (naranjas, limones, kiwi, ciruelas, moras, etc.)
Proteínas (carne de pollo, res, cerdo y huevo)
Productos lácteos
Verduras (como brócoli, espinaca, pimientos, col, coliflor)
¡Mascarilla de colágeno!
No obstante, el método más rápido y sencillo es aplicarse mascarillas de colágeno, procedimiento estético que ayuda a que la piel mejore, se vuelva más elástica y recupere firmeza lo más pronto posible.
Este tipo de tratamientos deben tener altas cantidades de colágeno, mezclado con miel, con algún tipo de fruta o cualquier otro elemento natural para lograr recuperar la firmeza, hidratación, nutrientes de la piel.
Las mascarillas de colágeno funcionan de dos maneras: ayude al cuerpo a producir de forma natural más colágeno o bien, ponen colágeno directamente en la piel para que “ataque” las arrugas y la ayude a rejuvenecerse, al penetrar las capas profundas de la piel.
La aplicación de las mascarillas de colágeno varía de acuerdo a las marcas, sin embargo, todas requieren que se pongan un cierto tiempo para que hagan efecto. Algunas necesitan que se usen cada tercer día y el tiempo de aplicación es de 20 a 40 minutos. Es recomendable aplicarlas regularmente para que el efecto sea duradero y visible.
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