En tres años se nutrieron de las materias del curso, y recibieron a la vez un inolvidable ejemplo de lucha, porque ellos, sus padres y maestros participan en la consecución del terreno, de la clave, del equipamiento, y aunque falta mucho para que la suya sea una escuela completa, ya es un plantel respetable, y la
prueba son ellos mismos.
Fue ésta la primera generación de muchachitos que batalló y se impuso, que vino desde primer grado, que llegó al terreno cuando acá no había nada más que las víboras entre los mezquites y los admirables reptiles espinosos y regordetes que les recordaban a un sapo. Ellos ayudaron a acondicionar los salones, a limpiar la maleza, regaron el suelo para aplanarlo y le dieron vida al experimento educativo que fructificó hoy con la entrega de su certificado de estudios de nivel secundaria.
Add Comment