En esta situación de crisis por la pandemia del COVID-19 en el estado de Chihuahua no hay culpables…. Hay responsables.
No se puede estar agrediendo y culpando a la sociedad de las muertes y casos registrados para deslindarse (quien tiene la autoridad) de no ejercer o ejecutar acciones a favor de los ciudadanos.
Menos aún es ético y moral estar motivando a la sociedad para que se señale y ataque a quienes quieren hacer su vida normal. Es como señalar, estúpidamente, que mis familiares y amigos que fallecieron fue “por andar en fiestas o sin cubrebocas”.
¿Acaso las personas que conociste y han muerto son responsables de su contagio o descubrimiento tardío de la enfermedad?
Duele verlos acabarse, pero no inciten a culpar a la sociedad que “es por fiestas”.
Responsable o irresponsable es el Gobierno que no planea o invierte en atención a los chihuahuenses tanto en servicios médicos, como detección, pruebas COVID o espacios de cuidados especiales. Y los enuncio:
Es muy fácil decir y hacerse el mártir u olvidado de la Federación y señalar que “están llenos los hospitales del IMSS e ISSSTE y nada podemos hacer, más allá de gestionar para que se invierta en medicamentos o materiales”.
Falso. Estos pacientes son chihuahuenses y su representante (el gobernador), debe exigir, sin esconderse, que se les atienda o buscarles opciones.
En el IMSS e ISSSTE no hay citas médicas; no hay especialistas; faltan medicamentos; si algún jubilado quiere que lo revisen por malestares propios de la edad… NO HAY.
Hablar de la atención para pacientes que requieren medicamentos contra el cáncer o para diálisis, operaciones por infecciones o simples calenturas… NO HAY.
Y los médicos ¿Dónde están?
En el caso de los trabajadores al servicio del estado, que tienen la atención por Pensiones, así como sus beneficiarios como derechohabientes por ser familiares, están peor.
Como en el ISSSTE o IMSS, no hay consultas, no hay médicos, no hay medicamentos, más aún, no hay hospitales.
En la capital del estado las instalaciones remodeladas durante la administración anterior y motivo de críticaspor la actual, su espacio de Urgencias es zona COVID, teniendo una «ampliación” de lugares, más no de infraestructura, de 10 a 25 personas con este padecimiento en un área mínima.
Imaginen el tránsito de personas en esta pequeña zona al llegar familiares, médicos, posibles nuevos pacientes con síntomas, enfermos que intentan conseguir citas, medicinas o una urgencia.. NO HAY.
Los chihuahuenses no son culpables de una pandemia. Ésta es una situación universal, pero el gobierno es responsable de la falta de planeación y atención como lo han hecho muchos otros gobiernos.
Por su pleito con los medios de comunicación y el pésimo equipo de esta área en Palacio, no hay información a la sociedad, pues al puro estilo federal con López Gatell, cada día repiten la misma cantaleta dirigida a no más de 300 seguidores de audiencia en sus “redes sociales”.
Vemos los “me gusta”, comentarios o compartidas de algunos cuantos de los trabajadores de Gobierno, que teniendo más de 100 mil seguidores, apenas unas docenas ven estas transmisiones… Por obligación.
Sus ridículos programas de noticias o boletines de prensa, nadie los ve o comparte, pues es una redacción “home office” que es reiterativa.
En el caso del reporte COVID de cada día, al estilo Gatell tratan de culpar a la sociedad con encabezados que señalan frecuentemente “LLEGAN A TANTOS LOS CASOS DE COVID EN EL ESTADO”.
¿Y?
Cada día la cifra va a crecer pues es una suma constante, pero no destacan que ese número de casos son desde el 13 de marzo de este año y el impacto amenazante de la redacción de sus comunicados es como si hubieran ocurrido recientemente.
Y en el caso de las cifras de muertos, éstos también se suman. Es lógico que crezca cada día.
Los reportes de salud deben decir a la sociedad a través de los medios comerciales que tengan más audiencia, por medio de publicidad pagada, el número de casos activos, fallecidos en 24 horas, municipios en situación de riesgo y, por supuesto, reales opciones de atención en caso de que algún ciudadano o persona que se encuentre en el territorio chihuahuense requiera despejar dudas sobre la sintomatología que presenta.
Como los gobiernos que quieren proteger a sus comunidades, el de Chihuahua debe habilitar de manera inmediata hospitales o espacios de cuidado masivo en gimnasios o centros de convenciones con amplias áreas de estacionamiento.
Debe realizar miles de pruebas COVID a la población en general a partir de sintomatología en carpas ubicadas en plazas públicas, con atención en el automóvil, sin importar el servicio médico que se tenga.
Permitir la apertura de tiendas de autoservicio las 24 horas para evitar el hacinamiento y las largas filas.
Retirar la Ley seca, pues lo prohibido llama la atención y se consume o adquiere más que teniéndolo a la mano. Los chihuahuenses y los mexicanos tomamos cerveza. ¿Y?
Dar a conocer (nuevamente en medios de comunicación con efectiva audiencia), la prohibición de fiestas o eventos masivos, uso obligatorio de cubrebocas y restricción de espacios no necesarios (cines, bibliotecas, templos, etc.)
Suspender en semáforo Rojo y Naranja, los servicios de guarderías estatales, federales y particulares, pues se obliga a las madres de familia a cargar a sus hijos, tocarlos, abrazarlos, prepararles los cambios de ropa, biberones, cremas, etc., tocándolos con las manos y luego las personas que los cuidan en las guarderías, hacen lo mismo, arriesgándose al contagio a través de los materiales, no de los niños.
La solución: apoyar a las madres de familia chihuahuenses con permiso para estar en sus casas con sueldo íntegro durante estos periodos de semaforización.
Y hay mucho más.
Los chihuahuenses no somos culpables de la pandemia y tampoco somos como niños que nos deben regañar y además culpar.
Es tiempo de invertir en la salud y la atención, apoyándose en la iniciativa privada con sus ideas y estrategias; en los medios de comunicación con sus propuestas y críticas; en los alcaldes y alcaldesas que viven de cerca las necesidades y ante todo, dejar la actitud dictatorial que parece un reflejo de lo que estamos viviendo a nivel nacional.
Y algo más: promover la alegría y la felicidad, pues a pesar de que esta situación no es provocada por alguien y ya hemos despedido a muchos amigos y familiares, sumarle coraje, malas caras, evitar la música o la risa, harían más daño.