Educación

Atiende ICHEA a niños y niñas de 10 a 14 años

-Sarah de 12 años, regresó a estudiar motivada por su hermana, quien brinda su servicio social en la institución

Sarah Galindo, de 12 años, es una de las niñas y niños inscritos en los servicios educativos de primaria que ofrece el Instituto Chihuahuense para la Educación de los Adultos (ICHEA).

“Yo Si Voy Por Un Amigo”, del ICHEA, ayuda a menores de entre 10 y 14 años edad, a terminar sus estudios básicos, con el apoyo de orientadores educativos, que a través del Modelo Educación para la Vida y el Trabajo (MEVyT), les proporcionan atención adecuada a su edad.

Yadira Galindo Gutiérrez, hermana de Sarah y originaria de Nuevo Casas Grandes, estudia una licenciatura y colabora en el ICHEA para liberar su servicio social y apoyar a su hermana menor, quien quedó atrapada en el rezago educativo.

Sarah abandonó la escuela y cuando quiso regresar, su edad no le permitió incorporarse. Al pasar de cada año casi se volvía imposible terminar su primaria, pues a sus 12 años ya no podía ingresar a un plantel.

Su hermana Yadira, quien está a punto de concluir una carrera en la Universidad Autónoma de Juárez, campus Nuevo Casas Grandes (UACJ), se enteró de una opción para liberar su servicio social, a través del programa “Yo Si Voy Por Un Amigo”, que consiste en buscar en sus comunidades, colonias, a un familiar o amigo que no haya terminado su educación básica, y ayudarle a que la concluya, y poner en práctica valores como la amistad y el trabajo conjunto, entre otros.

De esta forma, ambas hermanas pudieron inscribirse, una como apoyo de asesor y otra como estudiante, en la Plaza Comunitaria la Victoria, situación con la cual, en la más pequeña renacieron las esperanzas de terminar la primaria, continuar con la secundaria, y seguir preparándose, gracias al impulso y apoyo de Yadira.

El programa MEVyT 10–14, con el que estudia Sarah, se concentra en menores de edad procedentes de hogares disueltos; niños en situación de calle; migrantes; hogares con violencia intrafamiliar o menores infractores, quienes retoman sus estudios de primaria, que no habían podido iniciar, continuar o terminar.

Sarah, con una nueva visión, desea ahora llegar a ser maestra y ayudar a la comunidad que se encuentre en rezago educativo, así como la ayudaron a ella a superarse. “No importa si somos jóvenes o personas de la tercera edad, nunca es demasiado tarde para estudiar y ser alguien en la vida” expresó.